El tiempo cobra tu acción embelesada con lágrimas furtivas y preguntas abstractas al vacío.Todo por las caricias deseadas, estas despiertan un torrente de escalofríos que recorren la espalda, acelerando el pulso. Después la mente es invadida por una ceguera selectiva. Un beso rozando la comisura de los labios se encarga de despertar los sentidos adormilados por la rutina, e inmediatamente las lágrimas rebosantes de alegría y tristeza aparecen en escena. Primero por sorpresa y placer, es una nueva razón para amar la vida incondicionalmente, y segundo por el contacto con la realidad, tras un ligero pestañeo cerca de la frustración.
Las lágrimas purifican cada instante dejando tu retrato melancólico y literario.
Hola Sonia, estuve en la presentación de tu libro en Puente San Miguel y me traje un ejemplar conmigo y sólo quería decirte que me encanta como escribes. Felicitaciones!!
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